2017 URTE ZORIONTSUA IZAN DEZAZUELA!
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LA VERDAD SOBRE LAS ALMAS GEMELAS
ERRORES DE LA TEORÍA
(Fragmento de El Cielo responde)
Siempre nos han
enseñado que las almas gemelas eran las dos mitades de un alma que se
buscaban para volver a unirse. Lamentablemente, eso es crear en el
ser humano una dependencia afectiva. Todo lo contrario de lo que enseñan en las clases de autoayuda.
También nos explicaban que las almas gemelas eran dos almas tan iguales que, cuando encarnaban en el plano físico, siempre eran de distinto sexo para poder ejercer una atracción recíproca.
De esa manera nos
enseñaban a necesitar, a ser dependientes de un amor
personal. No entendían que, al no necesitar, podíamos utilizar toda
nuestra energía de amor para dar al otro.
Al mostrarnos la
teoría de esa manera nos indicaban todo lo contrario del
genuino camino espiritual, que explica que el verdadero amor no
necesita, porque es Amor de Servicio. Ese es el Amor
impersonal. Porque el amor personal que damos y recibimos a diario se
alimenta de emociones negativas difíciles de controlar, de dudas, de
celos, de diversos roles de control entre uno y otro protagonista de
ese sentimiento. Por el contrario, el Amor Impersonal no intenta
manipular ni busca dominar a la persona a la que va dirigido ese afecto, sino que trata de serle útil... pues no importa uno, sino el otro.
Pero para brindar
ese amor tan excelso, tan elevado, no es necesario buscar la excusa de
que somos la mitad de un todo y la otra mitad es aquel ser a quien
tenemos que amar.
Gracias a Dios, la
respuesta es más sencilla y menos egoísta. Porque, en
realidad, las almas gemelas
no son dos partes de un mismo espíritu.
Tampoco son necesariamente espíritus de distinto sexo, pues los espíritus no tienen sexo.
La teoría espiritual explica que las almas vibran en forma sutil o en forma densa, de acuerdo a su altruismo o egoísmo. Cada vibración es distinta a la otra, pero hay espíritus que tienen vibraciones afines.
Destaco que hay almas que vibran en la misma sintonía. Son espíritus cuya vibración está en resonancia.
Si dichos espíritus
fueran sonido, se podría decir que son ondas acústicas de la misma
frecuencia y amplitud. Esas son las almas gemelas.
La definición
correcta es que las almas gemelas son espíritus que vibran en un acorde
determinado, producido en repercusión con otro espíritu.
Es muy importante
aclarar otro equívoco. Hay otra creencia errónea que sostiene
que las almas gemelas son siempre dos. Esto no tiene que ser
necesariamente así, ya que puede haber muchos espíritus que vibren en
una misma frecuencia.
Creer que solamente dos son las almas que pueden estar en resonancia entre sí, es limitar la afinidad de los espíritus.
De todos modos, es
importante destacar que en los Espíritus de Luz la afinidad es
matizada por un amor impersonal y no por un sentido de posesión.
Pero
las almas gemelas no necesariamente están en un plano de Luz. Hay
espíritus regidos por la crueldad que se encuentran en los planos
más densos... y también son afines entre ellos. No se conocen entre sí,
pero se comportan de la misma manera. Poseen la misma
mezquindad, tienen similar egoísmo y, en algunos casos, hasta su
carácter es parecido. Pero, a diferencia de los espíritus de Luz,
estas almas aún siendo compatibles, pueden llevarse mal entre ellas.
Eso demuestra que no siempre las almas gemelas se aman entre sí... ¡aquellos espíritus invadidos por el ego sólo se aman a sí mismos! Eso lo vivimos comprobando diariamente.
Con respecto a las
afinidades, las almas gemelas solo tienen afinidad verdadera
en los planos de Luz, porque en los planos inferiores, su
resonancia no es garantía de compatibilidad.
Lo satisfactorio es que todos tenemos más de un alma gemela a la nuestra. Si vibramos en Amor, podremos percibir esas almas y, a la vez, seremos percibidos.
PARTE II
MULTIPLICIDAD DE LOS ESPÍRITUS AFINES
Los conceptos que
transmiten los Maestros es desmitificar todos los mitos creados por el
hombre en su ignorancia. Con respecto a las almas gemelas hay una
tremenda tergiversación de la verdad real.
Popularmente se
cree que cada ser humano es una mitad en busca de la otra mitad,
masculina y femenina, y que después de muchas vicisitudes, ambas partes
se encontrarán y vivirán por siempre felices. Lamentablemente, eso no es
más que un cuento de hadas.
Se debe tener en
cuenta que en los planos espirituales, nuestro verdadero hogar, no
existe el sexo. El sexo, entendiendo por esto la relación íntima entre
un hombre y una mujer, solamente pertenece al plano físico y en
el plano físico queda.
Platón, ese
filósofo tan importante y que tantas enseñanzas dejara, cometió un solo
error... que marcó a las generaciones futuras con un concepto
equivocado. En su obra "El Banquete", Aristófanes habla de tres sexos:
masculino, femenino y andrógino. Este último sexo estaba compuesto por
seres dobles, antecesores de los hombres actuales que, como eran fuertes
e inteligentes, lograban que los dioses se sintieran amenazados.
Entonces Zeus montó en cólera y decidió dividirlos. A partir de ese
momento, las mitades separadas andan en búsqueda de su mitad
complementaria. De esa metáfora de Aristófanes contada por Platón, que
permaneció en la memoria histórica de la raza humana, sacamos la errónea
conclusión que somos seres incompletos y el deseo amoroso consistiría
en la búsqueda de la otra mitad. Con esa teoría se acrecentó aún más el
Ego protagonista, ese Yo que vive necesitando, ese Yo que no está
completo si no interactúa con el Yo de la otra persona. Creernos la
mitad de otra alma es un rol como el de sentirnos víctimas de alguna
circunstancia.
Deben saber que en
los planos espirituales no hay roles, pues no hay una personalidad
definida. Cada espíritu es igual al otro... solo los diferencia su
mayor o menor afán de Servicio.
Hombre, mujer,
abuelos, padres, tíos, hermanos, amigos, son solamente roles tan
efímeros como los papeles de los actores en el cine o en las obras de
teatro, que terminan definitivamente cuando baja el telón. ¿Cuál sería
el sentido de buscar y encontrar un alma gemela, en el caso de que la
hubiera, supuestamente del sexo contrario al que es uno, si en
definitiva, todo duraría un pestañeo?
La verdad
es que las almas gemelas son espíritus que vibran en la misma
resonancia, no teniendo nada que ver con hombre-mujer. Y no
necesariamente son dos: Pueden ser tres, diez o mil. Por ejemplo: Jesús,
Juan Zebedeo y Krishnamurti son espíritus afines (almas gemelas) y
obviamente son más de dos. Además, los tres aparecieron en
el plano físico como hombres.
Contribuyó mucho al error el libro de
Linda Goodman, titulado: "Los signos del zodíaco y el amor", donde
dice, por ejemplo, que María Magdalena era el alma gemela de Jesús, lo
cual no es más que una fantasía, porque tergiversa la verdad,
relacionando a las almas gemelas con la pareja humana y además
reduciéndola solamente a dos.
Aristófanes fue mal
interpretado, pues él habla del mito del hombre esférico, dividido en
dos mitades y que aspira a recibir su integridad. Significa que sus
"yoes" están dispersos y busca integrarlos, para que el ego no cumpla su
tirano rol, que supedita al ser humano a sus circunstancias.
Aristófanes da a entender que si los hombres viven sin piedad, corren el riesgo de "ser cortados en dos" por el apego.
El Amor es la
unión de los semejantes, es la conexión de seres que vibran en la misma
sintonía. Por ello, el amor personal de hombre a mujer es inferior
desde ese punto de vista al Amor impersonal de un ser humano hacia otro
ser humano. Y un espíritu que no ama de esa manera no tiene piedad... es
un espíritu partido en dos.
¿Se dan cuenta que no tiene nada que ver con una mitad masculina y otra femenina?
Complemento la
explicación de las almas gemelas. En música, vibrar en resonancia,
significa estar acorde en la escala tonal. O sea, si pulsan la cuerda de
una guitarra y hay otra guitarra que está afinada en la misma sintonía,
su cuerda también vibrará al estar en resonancia con la del primer
instrumento.
Los espíritus son
similares a trazos de luz, que vibran de forma sutil o densa,
de acuerdo a su comportamiento. Cuando un espíritu vibra en forma
similar a otro, se puede decir que están en resonancia. Su sintonía es
similar. Esa es la verdadera explicación de las almas gemelas.
Pero sería
demasiado pobre el mundo espiritual si solo otro ser tuviera nuestra
misma vibración. Se sabe que es ilimitado el número de espíritus que
tienen la misma sintonía. De esa manera, al estar encarnados, la
posibilidad de conocer un alma afín es muchísimo mayor.
El dilema es que
mientras exista el ego no hay garantía de nada, pues éste nos hace
actuar como protagonistas en una Obra, volviéndonos susceptibles,
incapaces de escuchar al otro y envolviéndonos en nuestros propios
dramas. De esa manera, nuestra vibración cambia y ya no somos
compatibles con quien, hasta ese momento, era un alma afín
PARTE III
LOS LAZOS KÁRMICOS
Melbis dice que a
lo largo de nuestra vida soñamos con encontrar la pareja perfecta,
nuestra alma gemela, aquella que, como oasis en medio del desierto, nos
da de beber esperanza, fuerza y amor incondicional. Aun los que
disfrutan teniendo múltiples relaciones añoran la tan mencionada "media
naranja". Están seguros que si encontraran a esa persona especial serian
capaces de comprometerse hasta el fin de los tiempos.
Esa manera de
pensar está condicionada por las enseñanzas erróneas que se han dado a
lo largo de la historia, desde la época en que Platón escribió "El
Banquete". Como se dijo en la segunda parte de esta nota, allí
Aristófanes habla de tres sexos: masculino, femenino y andrógino. Este
último sexo estaba compuesto por seres dobles, antecesores de los
hombres actuales que, como eran fuertes e inteligentes, lograban que los
dioses se sintieran amenazados. Entonces Zeus montó en cólera y decidió
dividirlos. A partir de ese momento, las mitades separadas andan en
búsqueda de su mitad complementaria.
Por eso Melbis
afirma que las almas gemelas son un único espíritu, basada en el
concepto equivocado que en el principio de los tiempos los espíritus
eran andróginos, tenían al mismo tiempo la esencia femenina y la
masculina, pero su evolución era muy lenta, ya que al sentirse completos
no sentían la sed de búsqueda, y sin búsqueda no hay encuentro. Sabemos
que esto no es así.
Sí estoy de acuerdo
que cada quien tiene su misión y , la mayoría de las veces la cumple en
su vida cotidiana con las personas que tiene cerca.
Comparto con Melbis
lo que dice respecto a los vínculos kármicos: "No importa quien tenga
razón, lo importante es que los sentimientos negativos sean transmutados
y purificados. Debemos aceptar, con humildad, que una relación que ha
comportado sufrimiento, también ha significado un aprendizaje y nos ha
ayudado a evolucionar y que toda persona que irrumpe en nuestra vida
acaba siendo un instrumento para crecer".
Pero Melbis afirma
erróneamente: "Hay una mejor manera de aprender nuestras lecciones y
evolucionar: concientizarnos del problema que trae aparejada la deuda
kármica. Si tú sabes que tipo de deuda te une a esa persona será más
fácil hacer los cambios necesarios para cambiar la energía negativa a
una vibración positiva, más ligera y por lo tanto más elevada". El error
del concepto es creer que las deudas kármicas son con la otra persona
cuando, en realidad, las lecciones kármicas son con nosotros mismos. O
sea, si en una vida anterior cometí una acción negativa y perjudiqué a
otra persona, en esta vida voy a arrastrar un karma... ¡pero será una
lección de vida a aprender de mi parte, pues los karmas son
individuales! Aprenderé esa lección kármica con una actitud positiva, y
no necesariamente con esa persona, en el caso que haya encarnado
nuevamente y esté cerca mío. Así como las religiones tradicionales nos
han creado complejos de culpa, separando cuerpo y espíritu, e
inculcándonos que el primero era fuente de impureza y era un lastre para
el segundo, de la misma manera nos han hecho creer que los hijos
pagaban la culpa de los padres. Eso es otra forma de fomentar los lazos
kármicos que, en realidad, no existen. Ningún espíritu encarnado se hace
cargo de la lección kármica de otro, aunque en la vida sea un familiar
directo. Cada uno es responsable de sus propios actos. Los lazos
kármicos son una invención para hacer crecer el Ego y sumir en una
dependencia nefasta a la persona. Profundizando más en el tema, el
espíritu tampoco se hace cargo de la culpa de haber hecho mal a otro
espíritu encarnado en una vida anterior... ¡porque ya generó su lección
kármica que revertirá o no! ¡No le debe nada al otro... se debe a sí
mismo! Por lo tanto no hay deudas kármicas... ni lazos kármicos. No hay
lazos que cortar, porque no hay lazos que atan. Lo único que ata, que
crea dependencia a través de las distintas vidas y en la vida actual es
el Ego. Recuerden que cuando el espíritu encarna, lo que hace es
interpretar un personaje... que desaparece al desencarnar. ¿Nos atamos a
un personaje?
Agrego un apunte que escribí en la nota "La Mediumnidad", que refuerza lo que digo:
"Cada ser humano
cumple en el plano físico un determinado rol (hombre, mujer, padre,
madre, hijo, dentista, pintor, agrónomo, maestra, etc.) y la muerte no
es más que la caída del telón que pone fin al personaje pero no al actor
que le dió vida. El error del Espiritismo ha sido poner énfasis en la
supervivencia del rol, ¡que es precisamente el que desaparece
definitivamente! Nadie puede comunicarse con un ser querido (un padre,
por ejemplo), de la misma forma que nadie puede comunicarse con el
personaje de un film (¿quién sería tan iluso como para querer
entrevistarse con James Bond, el personaje de ficción creado por Ian
Fleming e interpretado por primera vez en el cine por Sean
Connery?). La única muerte que existe, por lo tanto, es la del
rol. Muere el personaje, pero no el actor-espíritu que le dió vida.
Quiero aclarar
muchas dudas que siembran algunas escuelas espirituales al decir que
muchas parejas se relacionaron karmáticamente en vidas anteriores y, en
la encarnación actual, pueden tener algunos conflictos. La solución que
dan esos centros esotéricos es tratar de cortar los supuestos lazos
kármicos que atan a las parejas hasta que ambos (o uno de ellos) paguen
dicha deuda kármica. ¿Donde está la falla en dicha teoría? En que esas
escuelas se olvidan (o desconocen) que solo encarnan los "personajes" y,
al desencarnar los mismos, sus roles dejan de ser para dar paso al
"actor" que los interpretó. Y si los que se involucraron fueron meros
personajes, el espíritu (actor) no se genera ninguna deuda kármica y no
hay lazos reales que cortar, pues el amor personal en esa vida termina
al completarse el ciclo de esa encarnación".
En otra parte,
Melbis agrega: "La fusión con el alma gemela solo se podrá dar si
estamos equilibrados y en sintonía uno con el otro. A esta fusión se le
llama "el vinculo cósmico". Al estar en el mismo nivel de evolución
comparten objetivos y al estar juntos, el gran amor que despiden se abre
a toda la humanidad. Cuando amamos deseamos integrarnos en el otro,
pero también expandirnos a través de él y el hecho de encontrar las
mismas vibraciones en el otro nos facilita la expansión". La idea es
incompleta, pues la verdadera fusión o vínculo cósmico solo la logra el
espíritu al Elevarse y fundirse con el Absoluto. Otra idea equivocada es
pensar que "cuando no hay armonía entre las almas gemelas (ya que
evolucionan separadas y a veces lo hacen a diferente ritmo) deben seguir
caminos separados, distintos. Cuando una de las almas cobra conciencia,
debe esperar a la otra para ayudarla en su evolución". Esto no es así,
pues la ayuda está implícita en el Servicio que todo espíritu en
Evolución brinda a su prójimo, pues la otra idea sería pensar que solo
se ayuda a ese alma afín y eso suena a discriminación. El concepto
erróneo también afirma que "el alma gemela no reconoce a su compañera
porque esta involucrada en otras relaciones que le son necesarias para
su evolución". Debemos saber que "un espíritu abierto" puede estar
involucrado en cualquier ejercicio de Crecimiento e igualmente estar
pendiente de los otros espíritus menos avanzados. Si no les tiende la
mano no es por estar ocupados, sino por el descuido inconsciente que le
produce su propio ego.
Comparto el punto
siguiente donde Melbis dice: "Creo que es muy importante que dejemos
bien claro el papel del sexo en las relaciones íntimas. El sexo es un
intercambio de energía muy poderoso entre dos cuerpos. Muchos yoguis han
aprendido a sublimar su propia energía para una elevación espiritual.
El kama-sutra trata precisamente el manejo de esa energía entre dos
personas y no tan solo de las distintas posiciones para la unión como se
ha venido manejando en Occidente. En una relación sexual la energía de
uno impregna al otro". Agrego que también el varón puede absorber a la
mujer energéticamente si su búsqueda es solo física y no espiritual,
pues tiene que ser una fusión de cuerpo y espíritu para que la energía
tántrica circule en forma fluída.
Por último, Melbis
habla del perdón mutuo y mi punto de vista es que para perdonar debimos
culpar primero desde el Ego. Si no prejuzgo, no tengo nada que
perdonar.
Ampliando el tema,
el perdón es un acto de soberbia, proveniente del Ego, por el cual el
individuo que considera haber sido ofendido, en un gesto ostentosamente
magnánimo, absuelve al supuesto ofensor. El perdón implica ofensa, es
decir que para que alguien pueda perdonar, primero tiene que haber sido
ofendido, pero como nadie tiene el poder para ofender a nadie a menos
que uno le haya dado ese poder, resulta que, paradójicamente, el perdón
nunca debería recaer sobre la persona que supuestamente nos ofende sino,
en todo caso, sobre uno mismo, por haberle dado tan neciamente cabida a
la ofensa. Cada uno crea sus propios estados de ánimo, o, expresado de
otra manera, "los hombres no se perturban por causa de las cosas, sino
por la interpretación que de ellas hacen" (Epícteto). El ofensor, por lo
tanto, siempre es uno mismo: te ofenden porque te ofendes. De ahí que
cuando alguien perdona una ofensa, lo único que está haciendo, en
realidad, es desligarse de la responsabilidad que le cabe por ser su
propio ofensor para trasladarla a otro.
Volviendo a los
lazos kármicos, Ruben Cedeño dice: "En el caso que quieras separarte de
tu pareja en el plano físico, hazlo sin odio y con amor hacia esa alma
con la que has convivido, para que no crees lazos kármicos que después
te obliguen a volver a unirte a esa persona para disolverlos". Mi
respuesta ya está implícita en renglones anteriores: El karma no te
obliga a retribuir nada a ese alma... ¡ni siquiera te obliga a
retribuirte a tí mismo! Si eliges no revertir tu lección kármica, será
tu problema... serás tú el que no evoluciones. El Absoluto nos dió los
dos tesoros más preciados que tenemos: Su Amor y el libre albedrío... y
ni siquiera podemos cortar ese libre albedrío en beneficio de la
persona, pues nos generaríamos un karma nosotros. Por eso, tanto el Bien
como el Amor se proponen... nunca se imponen.
Hay autores que
proponen terapias para cortar los lazos kármicos que atan
emotivamente... ignoran (o le hacen ignorar a sus lectores) que el único
lazo que ata es el Ego.
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