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2017(e)ko otsailaren 1(a), asteazkena

¿Qué ocurrió para que la menstruación pasase de considerarse sagrada a ser despreciada?

– Hubo culturas antiguas en las que se veneraban la menstruación y el cuerpo femenino. ¿Qué ocurrió para que la menstruación pasase de considerarse sagrada a ser despreciada?
Hace mucho tiempo hubieron las culturas Matrifocales, eran culturas donde lo femenino  lo masculino era venerado y el bienestar de la comunidad era lo principal, en esas comunidades se veneraba el cuerpo y la sexualidad femenina por ser creadora de vida y por su sabiduría. Eran culturas muy pacificas pues Vivian rodeadas de placer y tranquilidad. Cuentan que estas comunidades poco a poco sufrieron ataques por otras culturas guerreras, los esclavizaban, saqueaban, … y poco a poco fueron sucumbiendo esas culturas pacificas matrifocales para dar paso a las culturas patriarcales, guerreras, jerárquicas y donde la mujer era un bien más para comerciar y poseer, igual que la naturaleza y cualquier bien.
Estamos actualmente aún en la época patriarcal, somos culturas guerreras, centradas cada uno en uno mismo, el individualismo y por eso nuestra sexualidad femenina, portadora de una gran intuición y sabiduría es negada y denigrada.
Antiguamente, cuando la mujer era venerada, ella podía disfrutar y experimentar su sexualidad, dejarse llevar y aprender de ella, cuentan que las mujeres tenían una gran intuición, y la intuición no es más que una gran sabiduría interna, una voz que te indica y te guía que hacer, donde ir, que es lo que necesitas, …
Estas mujeres evidentemente no eran fáciles de manejar, poseer ni engañar, así que con el tiempo las culturas patriarcales descubrieron que negando y denigrando la sexualidad femenina podían así cortar esta sabiduría innata que todas las mujeres tenemos. Maldijeron nuestro cuerpo de mujer, nuestros deseos naturales fueron considerados pecaminosos, nuestros movimientos de caderas mal vistos, nos aislaron las unas de las otras, encerradas cada una con su marido. La transmisión oral de sabiduría se perdió, ya no había enseñanza de la sexualidad femenina, ya no se transmitía la sabiduría del ciclo menstrual ni tampoco teníamos contacto con la vida, los nacimientos. Para aprender a dar a luz es necesario haber visto decenas de ellos y así integrar la gran energía que hay en un parto y sobretodo dejar de temernos. Sembraron el desconocimiento, el miedo hacia nuestros instintos y nuestro cuerpo, y lo que se desconoce se teme, y lo que teme, en este caso, duele.
Duele la menstruación, duele muchas veces al hacer el amor, duele al dar a luz, … duele porque desconocemos, no hay educación, no hay ritos que nos enseñen, pues ya no quedan maestras….
Hubo un exterminio en masa de mujeres que aún recordaban y vivían diferente, las llamadas brujas, las quemaron, las silenciaron, y la sabiduría de todas esas mujeres quedo enterrada. ¡El dolor y el miedo queda impregnado en nuestros cuerpos, ahora vamos poco a poco abriéndonos paso a otra forma de sentirnos, tenemos un gran camino que recordar!
Por eso aún se desprecia la sangre menstrual, muestra una parte de la sexualidad femenina tal y como es, directa, salvaje, y claro, denigrarlo y despreciarlo es clave para que no la toquemos, no la queramos sentir ni dejarnos llevar por ella y descubrir que encierra grandes misterios.
Y con el parto igual, ¿desde cuando necesitamos tantos instrumentos para dar a luz? En Inglaterra y otros países es más seguro dar a luz en casa con una comadrona que ir al hospital, nos sacaron el poder de crear, de dar a luz a nuestros hijos y a nuestra vida y proyectos. En el embarazo y el parto podemos verlo claramente como nuestro cuerpo es considerado un inútil que necesita ser controlado por máquinas y hombres “profesionales”. Nuestro cuerpo lleva miles de años dando a luz en las cavernas, rodeadas de mujeres, de parteras, igual que los animales, sabiendo cómo movernos, donde dar a luz, con quien, … ahora todo eso no importa, lo único que importa es como te ven desde fuera los médicos y las maquinas. Nos olvidamos de confiar en nuestro cuerpo, de aprender las unas de las otras, de hermanarnos y así empoderarnos.
Y así, vamos perdiendo la sabiduría de cómo menstruar, de cómo hacer el amor y de cómo dar a luz, entre muchísimas otras cosas, vamos perdiendo la sabiduría de cómo vivir una vida llena de placer.
Carla Trepat Casanovas, autora del Tesoro de Lilith.
— Pregunta realizada por Sara Muerza, estudiante que está realizando una tesis sobre sexualidad femenina

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